Desde el comienzo con la
exposición pasando por los folletos hasta el catálogo se podría decir que ha
sido una experiencia maravillosa.
La exposición desde el inicio
te incita a entrar en el mundo de este arquitecto tan distinguido y original;
Francis Kéré te traslada con esta exposición a los lugares donde él construyó
sus edificios emblemáticos no solo con pequeñas maquetas si no con maquetas a
tamaño real haciendo que entres en su propio mundo.
El principio del camino ya
hace que te detengas ya que la oscuridad inunda la pequeña salita que hace de
entrada a la exposición; unos agujeros en el techo iluminan levemente la
estancia para luego darte paso a la exposición como tal, o lo que yo pensaba.
Nada más entrar se pueden
observar que cada edificio construido tiene una réplica en una escala menor con
materiales tipo corcho recubierto, palillos simulando una arboleda en el caso
de que la hubiera, rejillas de metal que se ponen en las esculturas para hacer
armaduras, es decir, materiales normalmente utilizados en cualquier taller
escultórico para hacer maquetas.
Simples, pero bastante
concisas a la hora de entender la arquitectura con más precisión, gracias a
ellas puedes imaginarte exactamente como es cada pieza y apreciarla mejor que
si solo tuviesen fotografías. Las maquetas son acompañadas la mayoría de veces
por planos y vistas más técnicas, un panfleto tanto en inglés como en español con
una tipografía bastante cercana a mi método de pensar ya que las letras al ser
redondas y no demasiado grandes te hacen leerlo con claridad y con gusto. En cada panfleto de color blanco incluye un
breve resumen de lo que Kéré quería dar a entender con ese proyecto, la fecha
de la construcción, si es temporal o no, el cliente, los patrocinadores, si
tiene mecenas o no y los fotógrafos que han hecho las fotografías; Para mí es
un gusto ya que los panfletos se pueden coger sin tener que devolver y además la
información que te dan es óptima.
Tras tener fotografías del
lugar, una maqueta y un panfleto, la exposición te ofrece como pequeño regalo
visual unas rendijas llamémoslas así, como objeto decorativo en cada
arquitectura que se asemeja con una forma geométrica; me explico, si hablamos
de una arquitectura que en su mayoría es circular, la exposición te ofrece una
pequeña pieza de metal en la pared con círculos. Fue de lo primero que me
percaté y me pareció un detalle íntimo, pero a la vez revelador de intenciones.
Tras pasar esta etapa nos damos cuenta de que entramos como
si fuese a otra exposición totalmente distinta. La luz de la primera parte era
blanca y pura, gustosa para ver con detalle los planos o las maquetas, en
cambio esta nueva parte ofrece algo totalmente diferente a lo que yo había
visto antes; una nueva perspectiva se mezcla conmigo dando pie a unas
sensaciones, un nuevo cromatismo, una calidez a la hora de acercarme a las
obras.
Esta nueva sala consistía en las recreaciones de algunos de
los edificios que habíamos estado antes a tamaño real. En el centro un banco de
troncos pequeños de madera te permitía sentarte y ver aquella sala desde el
punto de vista de los visitantes reales, parecía como si estuviese allí mismo,
en África en ese caso. De nuevo los techos llenos de agujeros mientras
caminabas al lado de una pared cubierta de barro, los suelos también son
replicas de alguno de los suelos de allí, otras zonas con techos como con
vigas, mientras se escucha de fondo una visualización explicando como este
arquitecto construye sus obras mientras hace una labor social también en la
zona.
Iba con pocas expectativas,
pero aquello sin duda me hizo recapacitar en lo que estaba ocurriendo. Para
terminar en una pequeña planta de arriba te enseñaban su labor social,
voluntarios con los que trabaja día a día y ayudan en sus proyectos, los libros
disponibles y su catálogo, además.
Por último, a destacar el panfleto principal esta hecho con
papel reciclado. Información destacada:
·
Entrada Gratuita
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Horario
·
Teléfono
·
Visitas guiadas
·
Actividades
·
Transporte
·
Redes sociales
·
Mapa
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